lunes, 27 de octubre de 2008

Experimentos de Miller y Urey acerca del origen de los compuestos orgánicos



En 1953, Stanley Miller trabajaba en el laboratorio de Harold Urey. Investigaba sobre el origen de la vida y diseñó un experimento con amoniaco, metano, hidrógeno y agua, mezcla a la que sometía a descargas eléctricas de 60.000 voltios, simulando así la atmósfera inicial de la Tierra.

El resultado fue la obtención de aminoácidos y otros compuestos orgánicos. Muchos aminoácidos se unen para formar proteínas (son llamados aminoácidos proteicos), indispensables para la vida. Otros investigadores obtuvieron, además, ácidos nucleicos e incluso adenosín trifosfato, una sustancia que almacena energía para las funciones biológicas.

A partir de esos elementos relativamente simples que se sintetizaron partiendo de aquéllas sustancias, creo que no es tan absurdo pensar que pudieron formarse estructuras más complejas cada vez, dando lugar a organismos unicelulares y éstos, a su vez, a organismos pluricelulares.

Stanley L. Miller tomó hidrógeno, amoníaco, metano y vapor de agua y con esto ejemplificó la atmósfera primigenia, después los selló en un matraz en cuyo fondo había agua hirviendo con lo que ejemplificó el océano, y posteriormente sometió la mezcla a descargas eléctricas, ejemplificando así los rayos. Al cabo de una semana de funcionamiento de su "modelo a escala de la Tierra primigenia" se detectaron rastros de una sustancia viscosa y rojiza. Al analizarla, Miller descubrió que contenía muchos aminoácidos: los componentes de las proteínas.



Este "maravilloso" experimento se ha incluido por años en los libros de texto y en cursos escolares como explicación del origen de la vida en la Tierra... y obviamente todos la aplauden y la aceptan, pero hay un pequeño detalle... unos cuarenta años después ¡Miller cambió de opinión!
El ahora profesor Miller dijo a Investigación y Ciencia: “El problema del origen de la vida ha resultado más complicado de lo que yo y muchos suponíamos”. Su colega el profesor de Biología Dean H. Kenyon coautor del libro Biochemical Predestination (Predestinación bioquímica), dijo sobre Miller "llegó a la conclusión de que es fundamentalmente inviable que la materia y la energía inasistidas se organicen por sí mismas en sistemas vivos”.

Después de que Miller y otros científicos sintetizaron aminoácidos, los hombres de ciencia se dispusieron a formar proteínas y ADN, ambos necesarios para la existencia de la vida en la Tierra pero el libro The Mystery of Life’s Origin: Reassessing Current Theories (El misterio del origen de la vida: Nuevo examen de las teorías actuales) observa: “Existe un gran contraste entre el considerable éxito en la síntesis de aminoácidos y el fracaso sistemático en la síntesis de proteínas y ADN”. El resultado de estos últimos intentos ha sido un “fracaso constante”.

No se trata de "crear" moléculas de proteína y ácidos nucleicos (ADN o ARN), sino también conseguir su interacción. “Es el trabajo conjunto de las dos moléculas lo que hace posible la vida en la Tierra”, dice The New Encyclopædia






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